lunes, 13 de julio de 2009

UNA ACLARACIÓN URGENTE

UNA ACLARACIÓN URGENTE
Antonio Trigueros Galera
Soy un gran amante de la naturaleza. Y ante todo quiero decir que, si me decido a hablar sobre este tema, es evidentemente por el bien del pájaro silvestre al que quiero y respeto mucho.
Aclararé previamente que soy juez de canto de las especies pardillo, jilguero, verderón y verdecillo. Me preocupa que se haga daño a cualquier animal; pero me vaya referir a los citados por los que siento una gran afición y entiendo que puedo aportar algo positivo. Es muy poco lo que se ha escrito sobre estos animales y nada o casi nada sobre el tema que yo quiero tratar.
A todos los que tenemos esta afición se nos denomina silvestristas o aficionados al pájaro del campo. Y aquí viene mi desacuerdo, pues, con el mismo concepto se expresan formas muy diferentes, e incluso contrarias, de concebir esta afición.
Quiero, en mi modesta forma de expresión, tratar las dos formas, dejando esto lo más claro posible para que una forma no sea perjudicada por la otra, que es lo que viene sucediendo hasta ahora.
Una forma o modalidad es la de los que amamos y defendemos la naturaleza y entendemos esta afición como hobby o deporte. Por todo ello capturamos y enjaulamos debidamente y en las condiciones adecuadas, con el correspondiente permiso autorizado, cantidades pequeñas de estos animales, para quererlos, cuidarlos, mimarlos y educarlos. En una palabra, disfrutar de su compañía y recrearnos oyendo sus maravillosos trinos.
Quiero destacar lo de «educarlos», pues, es muy importante la calidad de sus cantos; pero esto puede ser tema para otro artículo.
Resumiendo, los que lo entendemos de esta forma, que bajo mi punto de vista y por desgracia somos aún pocos, nunca y de ninguna forma hacemos daño a la naturaleza y tampoco a estos animales.
Todo lo contrario, tratamos de valorizarlos sacando buenos ejemplares para que su puesto dentro de la Ornitología Deportiva Española sea lo más alto posible; pues, sin duda, tienen derecho a ello.
A la segunda modalidad pertenecen quienes se dedican a cazar grandes cantidades de pájaros para hacer negocio con ellos.
Este problema no lo descubro yo; es algo que todo el mundo sabe; por lo menos todo el que está relacionado de alguna manera con el pájaro silvestre, pero pienso que, hasta ahora, muy pocos se han parado a pensar el daño que se le está haciendo a la naturaleza.
Quiero, pues, denunciar la especulación ilegal que se está haciendo para que se tome conciencia de ello y se proteja más a estos animales.
Son muchas las personas que bajo el nombre de silvestristas y acogiéndose a los beneficios que les dan las distintas sociedades como son permisos, «permisos» que tampoco respetan en su contenido, ya que ellos generalmente emplean las más diversas artes no permitidas para cazarlos. Estos destructores de la naturaleza, creo que éste es el apelativo correcto, cogen grandes cantidades de pájaros que venden por ridículas cantidades a pajarerías y puestos de plaza y los que no tienen venta los matan y venden en bares y tascas para aperitivo. Para ellos el negocio es completo, puesto que no hacen ningún gasto, el gasto lo pone la naturaleza.
Por todo ello, aprovechando las páginas de esta revista, me dirijo al Organismo competente para que ponga fin a estos abusos. ¿Hay derecho a que se aprovechen de estos animales de forma tan poco razonable? Si no se toman medidas severas, dentro de algunos años estas especies se sumarán a las que ahora son especies «protegidas», que es tanto como decir casi extinguidas.
Yo no soy ecologista y no puedo valorar el daño que estas actividades originan en el medio ambiente, pero sí puedo decir que una naturaleza sin el alegre canto de estos fringílidos sería una naturaleza triste y manos completa.

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