lunes, 13 de julio de 2009

YO TAMBIÉN FUI FURTIVO

Sí, amigos míos, yo igual que muchos de vosotros, también me inicié a la afición a los pájaros de una manera bastante normal en aquellos años pasados. Nos gustaba salir al campo y paramos a escuchar aquellos maravillosos trinos Que daban los verderones, jilgueros o algún otro pájaro en primavera. No podíamos resistir la tentación de intentar cazarlos, pensando que aquella pequeña ave, Que oíamos en lo más alto de un ciprés o en la copa de cualquier árbol. cantaría de la misma manera en la jaula. Lo intentábamos con un macho, otro y otro más, pero el resultado siempre era el mismo. Al año siguiente, el que mejor nos salía cantaba de una manera anormal: un día lo hacía, al otro, no; hasta que al final nos cansábamos y optábamos por ponerlos en libertad.
Analicemos lo absurdo de aquella manera de proceder. Enjaulábamos cuatro, cinco o algunos más de aquellos pájaros y, a cambio, conseguíamos estropear la cría de estos ejemplares, a los cuales sí hubiera sido interesante tratar de cazar.
Comparad las dos facetas de mi vida de afición, Que supongo que será como la de muchos de vosotros, amigos lectores; por una parte, la que abarca la pequeña narración anterior y, por otra, la actual, en la que me preocupo de cazar sólo noveles, tantos como necesito para enjaular y educarlos con maestros que, a través del tiempo, todos hemos podido obtener. Y qué satisfacción produce llegar a los meses de primavera y observar que nuestros pájaros cantan tanto y tan bien como lo hacían aquellos que nos movieron a enjaularlos en nuestra inicial vida de silvestristas.
¿No te das cuenta, aficionado, que perduras cazando en todo momento, que estás equivocado? ¿No ves el daño que estás haciendo a estas aves que, por desgracia, cada día son más escasas?
Piensa un poco con detenimiento y te convencerás de que puedes estar todo el año viviendo tu afición de una manera sana. Una época del mismo criando y educando a los pichones; después sacándolos al campo y observando lo que hayan podido aprender y, finalmente, cuando se levante la veda, cazando nuevamente los noveles, con la ilusión y la esperanza puesta en el pensamiento de que éstos van a ser los mejores.
¿No crees, amigo furtivo, que vale la pena cambiar?

http://members.fortunecity.es/pachi2/clariano.htm

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